29 julio 2007

Viven

Estábamos el pasado verano austral, en Enero de este año, en la Posada de San Antonio. En ese rincón del mundo del que hablaba hace meses cuando escribía de Uruguay. Corrió la voz de que esa noche del día de Reyes había una proyección en El Triángulo (del cual no hablaré pues sus dueños me pidieron que no dijera donde estaba). Solo diré que es una confluencia de caminos y gentes.

Decían que la proyección iba a ser a las nueve de la noche y que era la presentación de la pre-edicion del documental "La Sociedad de la Nieve" del director uruguayo Gonzalo Arijon que había realizado acerca del accidente aéreo conocido como la Tragedia de Los Andes. Nos comentaron que iban a venir algunos de los supervivientes.

Llegamos unos minutos tarde, estaba oscuro y tuvimos que encontrar un lugar rápido para no molestar, habían unas veinte personas y yo me acomodé sentado en una gran viga de madera que estaba en el suelo, detrás había un pequeño barranco en el exterior de la casa. Así pasaron dos horas de silencio. Las primeras imágenes que vi eran una increíble y estremecedora recreación del las horas previas al vuelo Montevideo-Santiago de Chile. Un grupo de diechoañeros alegres saltando en el avión, de cachondeo hasta las ultimas turbulencias. Declaraciones sacadas de largas entrevistas iban hilando los estremecedores acontecimientos con sus diferentes puntos de vista. El silencio después de la caída, el hambre, los muertos y el horror indescriptible de la esperanza que salvó a 16 de 47.

Pese a la incómoda postura no podía despegar los ojos de la pared, que era donde se proyectaba el video. En un momento de la proyección un hombre se levanto y trato de pasar a tientas por detrás mió sin saber que no había mas que una pendiente resbaladiza de tierra. Para evitar caer se tuvo que agarrar fuerte a mi hombro y así poder seguir. Me gire en ese instante y vi el rostro conocido de Roberto Canessa, uno de ellos. Fue en cierto modo un extraño sarcasmo evitar la caída de una persona que había liderado y Nando Parrado ( y Vizintín) las mas extrema epopeya de supervivencia conocida cuando caminaron diez dias sin saber adonde.

Me gusto mucho la inclusión en el documental de los comentarios del hombre que escudriñaba con la lupa las fotografías aéreas que los servicios de rescate le proporcionan diariamente hasta que diez días después se abandonó la búsqueda.

Al acabar la proyección todos necesitamos unos tragos de vino, nos quedamos medio aturdidos al ver que allí, en persona estaban cuatro de ellos, los mismos que hablaban desde la pantalla. El director fue felicitado por los asistentes y en petit comité desveló algunas de las miserias y secretos que han rodeado la vida de algunos de los supervivientes de los Andes. Pareció por momentos la historia de sus egos en competencia y si uno investiga podrá saber quien lo cuenta mejor, quien salió mentalmente menos ajado, que profesiones ejercen, etc. Pues hay abundante documentacion con solo buscar en internet.

En esa noche veraniega, recuerdo que se levanto una brisa fresca y de pronto nadie se atrevió a quejarse del frío.

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