30 septiembre 2007

Otro despertar

A fines del mes próximo hay elecciones presidenciales en Argentina. Cuando llegamos ya estaba Kirchner recién elegido como presidente y ahora se cumplen los cuatro años de rigor. Todo el mundo sabe que el país se esta recuperando intensamente después de la gran crisis. Sobretodo para la clase media. Los mas desfavorecidos siguen mas o menos igual por culpa de una inflación galopante.

Uno lo observa en el ambiente de manera tenaz. Cuando llegamos nos sorprendió mucho lo que costaba ver un Audi, un Mercedes o un Volvo, incluso alguien bien vestido a la par de su lindo piso. Veníamos de tierra lujosa. Llegamos a creer que no le daban tanta prioridad a los lujos sobre ruedas y creo que en cierto modo es así, aunque algunos de los lujos de aquí son otros, diferentes.

Han pasado ya varios años y actualmente las calles de Buenos Aires están pobladas por otro parque de coches. Un 35% en 6 meses aumentaron las ventas de coches nuevos este año. En nada, se ha convertido en un enjambre de carrocerías brillantes de lo que aquí llaman Km.cero, es decir coches nuevos. Incluidos claro esta, los carísimos. Parece otro lugar. Argentina es así, ¿se puede? Vamos, ¿no se puede? paciencia, ya vendrán tiempos mejores. Mientras gastémoslo lo mejor posible. Los restaurantes, cafés, cines y teatros siempre a tope. Desde que llegamos.

Se han rehabilitado parques y jardines que cuando llegamos daban mas lástima que pena y se poblaron de papeleras las farolas de la ciudad. Dicen que esta igual de sucia pero al extranjero eso no le importa mucho, le da un toque humano, pone la ciudad a la altura de sus habitantes y se reconoce como una continuidad. No se si querrían una ciudad pulcra como una maqueta. Ya se verá si el desarrollo actual se prolonga un lustro mas. Nadie lo espera, todos aguardan con la nariz tapada y se preguntan, creo, qué color tendrá la próxima recesión. Callos no les faltan y los ricos tienen a la Suiza de Sudamérica, Uruguay, al otro lado del río.

La ciudad ha crecido también a lo alto, con mas torres de viviendas repletas de comodidades y lujos impensables en Mallorca. Todas tienen mas o menos lo mismo: Wifi, gimnasio, sala de fiestas, mini cine, solariums y piscinas, parrilla, seguridad 24h, etc. Ha sido el boom inmobiliario donde cientos y cientos de extranjeros, además de dólares frescos del riquísimo campo argentino, han comprado su lugar en el mundo a precios exorbitantes para los argentinos y mas que asequibles para bolsillos llenos de euros. Me recuerda la Mallorca vendida a los alemanes e ingleses. Solo que este país es algo mas grande. Son realidades que reflejan la economía maleable y flexible como un chicle pues cuatro años han dado para verlo y creerlo.

Ahora el presidente le cede el relevo a su mujer, Cristina y va a inventar si gana las elecciones, el quinto poder. El de la intimidad matrimonial. Nadie mueve ficha hasta saber que va a pasar si gana el matrimonio o alguien de la dispersa oposición, por llamarla de alguna manera. A quien le aburra el debate político español que se venga un tiempo. Cada semana se le garantiza el asombro.

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16 septiembre 2007

"Para usted, un cortado."

Hace ya nueve meses me escribió una lectora desde el otro lado del mundo, de la forma que lo hizo, del contenido de nuestros correos electrónicos y sobretodo de la emocionante causalidad/casualidad, surgió una (la primera) amistad epistolar cargada de contenido que aún espera ser disuelto en largas conversaciones. Lo limitado del teclado y el tiempo no bastaron para que esa especial relación especular se desvaneciese. Pocas palabras escritas pero mucho por contar.

Ella llegó a Mallorca hace mas de dos años desde la Argentina. Emigró. Se exilió junto con su familia en Palma. Porteña y esposa de otro argentino descendiente de mallorquines. Y expulsados por la Argentina mas real, ahora extranjeros. Nuestras visiones se entrelazaban como una madeja de miradas. Porteña en Palma y mallorquín en su ciudad. Muchas coincidencias y ópticas apasionadas que nuestro cercano círculo aquí ya conoce por lo que tiene de emocionante sincronismo.

Animado por mi intuición, le presente virtualmente a mi padre pues ella buscaba información acerca de un señor amigo de Bernareggi y Cittadini al que trataba de seguir el rastro. Era un tipo que había construido el Hotel Formentor llamado Adán Diehl y que era argentino como ella. Pensé que mi padre podría ayudarla. Se encontraron posteriormente en una cita a ciegas en el Bar Bosch y charlaron de los pintores extranjeros de aquellas décadas doradas. Se entabló una relación que no se agota, mi padre se ve con el matrimonio con frecuencia, visitan sus respectivas casas y se ponen al corriente de todo. Es en cierto modo un ojo puesto en la tierra austral donde vivimos.

El marido de ella no entiende (y lo comprendo) que yo, me haya instalado con mi familia en la ciudad que le expulsó vilmente a él. Y como cuerpos extraños que somos, pues así nos vemos, expulsados del tejido, nos unen paradojas y sarcasmos de todo olor y color.

Acabaron un día yendo a ver bailar tango en Llucmajor, han comido Calçots y han estrechado insólitos vínculos alimentados por las opuestas realidades.

Ella, nuestra única amiga argentina en Palma empezó clases de catalán o mallorquín, como se diga..., visita los recónditos lugares de la isla, la linda isla como la llama, el paraíso opuesto a su Buenos Aires querido y diferente soñado lugar al fin y al cabo para muchos de nosotros, los extranjeros en uno y otro lugar. Curiosa y audaz observadora, se interesa por todo, ilumina con su parecer mil experiencias comunes de nuestro reciente pasado en las islas. Entretenido y excitante.

Ella esta ahora en Buenos Aires, vino por unos asuntos familiares. Nos llamó: "Les vengo a buscar el sábado a las 20,30 que vamos a un asado en casa de mi única hermana". A ella no la conocemos salvo por una foto que nos mandó. Conoce, eso si a nuestra hija, que viajo sola a Mallorca hace poco. Nos vino a recoger, subimos al coche y nos saludamos como si fuese una vez mas. Llegamos a Quilmes, a 25 Km de la capital.

Al calor de una casa tranquila y hermosa, su hermana, su cuñado, sobrinos y novios compartieron con nosotros la entraña, lomo y vacío finamente asados. Vino y palabras hasta las cuatro de la mañana. Sin tener tiempo de percibirlo nos encontramos como en familia, en el corazón de una familia.

Hace poco, en otra conocidísima cafetería de Palma decidió practicar el idioma del lugar que debería acogerle y que esta aprendiendo y sin quererlo le cayo la quintaesencia, la espiral de la ensaimada.

Dijo: "un tallat, per favor".
El camarero le respondió con sorna: "Para usted, un cortado".

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09 septiembre 2007

Confesión

Es el título de un famoso y bonito tango pero también es la palabra imprescindible para aclarar a los lectores argentinos que el Buenos Aires que describo se aleja demasiado de la ciudad hostil y dura que golpea a tanta gente cada día. Sin claras esperanzas de que cambie en lo esencial. Aunque parece que siguen resignados a no perder la ilusión, parece confundirse extrañamente con la paciencia de santo. Siguen solo algunos ejemplos muy cotidianos.

Colas larguísimas de gente deslomada de trabajar en negro y/o a destajo mal pagado se forman cada día para tomar el cutre autobús urbano. Cuando suben, apiñados como sardinas en lata les espera una hora o dos de recorrido hasta llegar a la periferia. Mientras son transportados se convierten en simples vacas, pues así se les trata sin que nadie diga ni mú. Por si fuera poco deben soportar estoicamente la constante falta de respeto por parte del chofer. Solo eso merece otra columna.

Trenes obsoletos (algunos sin puertas) renquean impuntuales cargados de gente. Cuando el servicio pasa de pésimo a insoportable se amotinan y prenden fuego a la estación. Ha ocurrido ya algunas veces. La calidad varia según las líneas, va menguando de norte a sur en degradado mitad sarcasmo, mitad insulto. En las mas miserables, cuando el tren se detiene, chicos arrancan piezas de la carrocería para venderlas y comprar droga, cuando arranca a veces le tiran al tren piedras o disparos. El estado del transporte público, para los ojos de un turista (si se enterase) es tan lamentable como increíble.

Personas de todas las edades rebuscan en las bolsas de basura esparcidas por las aceras de todos los barrios y recolectan botellas y cartones para luego venderlos a grupos mafiosos que se aprovechan de la desesperación de familias que no logaron reponerse de la ultima debacle, entre otras. Otros dicen que no es tanto pero verlos arrastrar carros cargados de cartones esquivando taxistas es más que vergonzante.
Niños y niñas son obligados por sus padres a pedir limosna o vender cualquier cosa. Es difícil salir a la calle sin toparse con alguno de ellos y en definitiva, con la vergüenza.

Chicos y chicas jóvenes que limpian parabrisas, malabaristas, payasos, tragafuegos, vendedores de globos terráqueos, libretas, linternas o lo que sea, habitan en los semáforos mas congestionados de la metrópoli a la espera del pesito que les ayude a comer.

Vendedores ambulantes subidos al tren, al autobús, en las esquinas y a veces pueblan con sus mantas repletas de lo inimaginable, aceras enteras en determinadas calles y barrios.

Mucamas, obreros y estudiantes dormidos en el autobús tratando de robar horas al día mientras se desplazan de punta a punta en la inconmensurable ciudad.

La pasta de cocaina y el pegamento son algunas de las formas de subsistir para niños que viven precariamente o en la calle. Es la nueva y barata droga que esta haciendo estragos en la población infantil y juvenil de las zonas mas depauperadas de la capital y sus alrededores, algunas de los cuales son tierra de nadie y olvidada.

Hay más, seguro pues esto es solo una muestra desde la visión privilegiada de un español aún un poco turista que observa como la resignación parece ser asignatura aprendida.

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